PEDANÍA LEL

Pedánea Perfecto Rico Cerdá

El caso de esta pedanía es muy particular. Se trata de un caserío muy disperso, con numerosas casas repartidas por todo el paraje. Ubicado a 470 m. de altitud, se encuentra a casi 6 km. de la capital municipal.

Si recorremos el territorio que abarca la pedanía, entre bancales y pinares iremos encontrando caseríos con nombres como Lel (que le da nombre), Venta de Llobregat, Casa de Albatera, Casa de Corralo, Casa de Riquens, Casa de Dimas, Casas de Ruta,…

Quizás sea la que más historia esconde dentro de sus entrañas. Se han encontrado numerosos vestigios arqueológicos del paso por nuestras tierras de antiguas civilizaciones. Así, en la Cueva de las Arenas, en el mismo caserío de Lel, o en la Sierra de la Centenera hay vestigenes del Eneolítico y la Edad del Bronce. En las Camarillas los restos son del mundo Ibérico y Romano, y en la Vereda de los Cabecicos encontramos Vías de Comunicación Romanas, que también tiene tramos en la Sierra de la Centenera, donde también encontraremos muestras de petroglifos. Todo esto cerca de unas canteras abandonadas de las que se extrajo piedra para construir edificios en el pueblo. Quizás algunas de las pocas fachadas de piedra que quedan se hayan hecho a partir del material salido de ellas. Aún quedan sillares a medio cortar o rotos antes de llevárselos.

Salvo el verano y la época de la vendimia y la almendra, la mayor parte de las casas que la componen permanecen desiertas a lo largo del año. En 1970 vivían en Lel 88 habitantes, una cifra que ahora se queda muy lejana. Para animar a sus vecinos a acercarse más a sus casas, desde 1996 se hace fiesta, al llegar el verano. En un principio, las fiestas se hicieron en honor a una imagen de San José que tenía un vecino, pero ahora ya se ha elegido un patrón, el Sagrado Corazón de Jesús, conmemorándose en una sola jornada, aunque muy intensa . La imagen fue bendecida en 1999.

Los vecinos disponen, desde el año 1998, de un local social, en el que pueden reunirse y realizar actividades. Es en la explanada de este edificio donde se llevan a cabo las fiestas. Progresivamente van llegando los avances del progreso, lo que ha hecho que los vecinos dispongan de agua, luz, buenas carreteras y otras comodidades que faciliten la vida en el campo.

Cuentan algunos vecinos mayores que, al terminar la Guerra Civil, los falangistas hicieron una fiesta en Lel para celebrar su triunfo en la confrontación militar, y en la que estuvieron presentes las fuerzas vivas del pueblo. Eran otras épocas. Ahora la fiesta es más lúdica.

En el caserío principal, hasta hace poco tiempo, una de las casas mostraba orgullosa un escudo de armas en la fachada, pero unas obras de remodelación provocaron la caída de un fragmento de esta pieza de interés histórico, que quizá sea l única que tengamos en el término.

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